María José Alonso Rodríguez - Castromonte, Valladolid

Alberto Andres Rubio

Había comido en Peñaflor de Hornija. Cuando llegué me acerqué al bar para preguntar a que hora abría para desayunar. David, peregrino que coincidí con el en el Camino, se acercó más tarde y estuvo tomando una cerveza. Por la mañana nos tomamos un café y una magdalena. La verdad que la atención fue muy seca.
En 2019, cuando hice por primera vez el Camino, había una señora y fue mucho más atenta y agradable.

Andres Yo

Pasé de camino, como peregrino del camino de Santiago. Varios pueblos antes nos avisaron de que el hombre del bar del pueblo era... "raro", alguna palabra más fuera de tono se dijo. En el albergue, nos avisaron de nuevo "que si queríamos cenar allí, probáramos suerte a ver de que humor estaba el dueño". Pensando que toda esta gente exageraba y de muy buena fe, entramos al bar a preguntar por la tienda o si sería posible cenar allí (Le comenté que eramos 2 peregrinos, no teníamos comida y la tienda estaba cerrada).
Las primera preguntas me ignoró y me respondió un cliente del bar: En el pueblo hay una tienda y un bar. La tienda estaba cerrada.
Después, el dueño me dijo: "hoy creo que no damos cenas..." Me extrañó, había partido (R.Madrid - At MAdrid), partidazo en España! Le pregunté si lo ponía y si podríamos tomar un bocata mientras el partido. Respondio: "Llevo toda la tarde viendo fútbol, no creo que pongamos el partido..."
A la hora del partido pasé por el bar y efectivamente: sí puso el partido y sí había gente del pueblo cenando dentro.
CONFIRMADO: El dueño del bar es algo mucho más que "raro".
Por suerte, el resto del pueblo es extremadamente amable. Nos indicaron dónde estaba la tienda, el propietario abrió la tienda para vendernos algo de cenar y de desayunar a precio de peregrino.
Pueblos después nos preguntaban los habitantes, unos entre risas y otros preocupados, qué tal la atención en el bar de Castromonte. Pues los peregrinos extranjeros entraban con miedo a los bares pensando que en España se atiende así a la gente, y peor aún al peregrino!
Al dueño: El día que te encuentres necesitado, espero recibas la misma ayuda y atención que ofreces.

Silberchest

Lugar tranquilo y antiguo, la señora nos cocino unos huevos con chorizo y patatas muy ricos. Es el único bar del pueblo por lo que para el peregrino es la única opción.

El trato muy amable y familiar y la comida muy buena . Sitio realmente aconsejable.

Rui Pedro

Calmo

Miguel Corvi

Diego

Pedro Pascasio

Cristina Romano